TRABAJANDO EN EQUIPO


TRABAJO EN EQUIPO



En México existe poca experiencia en el desarrollo de modelos en atención primaria en la salud mental .


OBJETIVO: Estructurar y aplicar un modelo de atención colaborativa, en la salud mental basado en evidencias científicas probadas en otros países. 


INTRODUCCIÓN
Se ha propuesto que los servicios de atención primaria constituyen una estrategia para contender con los problemas de salud mental debido al incremento en la frecuencia de los trastornos mentales en todo el mundo. En diferentes países se realizan esfuerzos para enfrentar este problema y para atender las necesidades derivadas de éstos, que son cada vez mayores. Entre las acciones propuestas se encuentran la formación de recursos humanos, la definición de políticas públicas, la capacitación del personal de salud, entre otros. Sin embargo, a pesar de las múltiples recomendaciones, actualmente los países en vías de desarrollo tienen dificultades en la atención de la población con algún trastorno mental.
En la mayoría de los sistemas de salud, los médicos del primer nivel de atención constituyen la principal puerta de entrada al nivel especializado. Este factor convierte en esencial la relación entre la atención primaria y otras formas de asistencia para determinar la accesibilidad real y la efectividad de las intervenciones.
Existe una amplia evidencia científica que orienta el desarrollo de modelos para llevar a cabo intervenciones en atención primaria, por parte de médicos generales y otros profesionistas. Uno de los trastornos mentales más frecuentemente tratado por médicos generales en atención primaria es la depresión. Sin embargo, sabemos que esto no siempre ocurre debido a un reconocimiento inapropiado de este trastorno, a la poca prioridad que se da en general a los trastornos mentales y por la falta de recursos adecuados y disponibles para atender los problemas mentales más comunes, entre otras razones.





Componentes del modelo de atención colaborativa
  1. Curso de Capacitación de cinco sesiones de 2 hrs. semanales cada una, donde se abordaron los siguientes temas: 1) Epidemiología de los trastornos mentales, 2) Estrategias para el diagnóstico del trastorno depresivo y del trastorno de ansiedad, 3) Manejo psicosocial y farmacológico, 4) Estigma de la enfermedad mental y 5) El modelo de atención.
  2. Tamizaje. Previo consentimiento informado, la enfermera y la trabajadora social aplicaron y calificaron el instrumento de tamizaje (Kessler-10). Los posibles casos (≥ 21 puntos) se enviaron con el médico tratante para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento farmacológico.
  3. Criterios de atención. Los pacientes con depresión leve y moderada se atendieron en el primer nivel, los pacientes con depresión grave, depresión severa o con otro trastorno psiquiátrico, se refirieron al servicio de salud mental del centro de salud Rovirosa; los pacientes con ideación, intento suicida o con síntomas psicóticos, se refirieron al tercer nivel de atención (hospitalización).
  4. Psicoeducación. A todos los pacientes con puntuaciones ≥ 21 en la escala de malestar psicológico K-10, se les ofreció psicoeducación, que consistió en la orientación sobre la naturaleza de los síntomas, la asociación de éstos con sus problemas personales, así como la importancia de comentar a su médico general los síntomas emocionales y, en caso necesario, adherirse a un tratamiento farmacológico. Además, se aclararon dudas acerca del temor de los pacientes de presentar alguna adicción por el uso de antidepresivos.
  5. Sesiones de atención colaborativa. Se programaron dos sesiones mensuales para dar seguimiento y supervisión de los pacientes diagnosticados por los médicos generales.
  6. Los medicamentos que se utilizaron para el tratamiento de la depresión leve y moderada fueron los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS), tales como la fluoxetina o la sertralina, dependiendo del medicamento que estuviera disponible en los centros de salud.
Instrumentos
Se utilizó la Escala de Malestar Psicológico de Kessler (K-10); validada por Vargas que consta de 10 preguntas e identifica síntomas ansiosos y depresivos en los últimos 30 días. La puntuación para ser considerado como un probable caso es de 21 puntos.
Se aplicó una entrevista estructurada a los médicos que participaron en la investigación, con el propósito de conocer sus opiniones y sugerencias sobre el modelo de atención colaborativa.
Para el control de las actividades de atención colaborativa, se diseñó una cédula de atención colaborativa para registrar la actividad, las variables que se incluyeron fueron: número de participantes, profesión, centro de salud, número de pacientes valorados o revisados, motivo de la valoración o revisión y motivo(s) de cancelación de la(s) sesión(es).
El proyecto de investigación fue dictaminado por el Comité de Ética e Investigación del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. 


Conclusión.

En nuestro país, los trastornos mentales ocupan los primeros lugares de la carga de enfermedad, situación que satura el servicio de salud, y que por su alta prevalencia y baja letalidad demandan recursos humanos y financieros que ponen en situaciones de alerta a los servicios de salud.
Durante los tres años del proyecto, las evidencias nos mostraron áreas de oportunidad para desarrollar propuestas como éstas. Sin embargo, también se presentaron barreras en la atención de la enfermedad mental en este nivel. En México, existe una asignación escasa de recursos humanos para atender pacientes con algún trastorno mental, por lo que se requiere de una nueva estructura organizacional en los diferentes niveles, cuyo propósito sea aumentar la capacidad resolutiva del primer nivel.
  

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